Terrones de azúcar,
casas de nieve
en montes, en los
que la tarde saca lenguas
de asfalto gris, de
alquitrán caliente.
Prados, campos
rojizos de siesta,
alegradme con
trompetas de oro,
con vuestros
sonidos de sierra.
Regocijadme con
vuestros adornos
de sol en fiesta.
Rociadme con
vuestros rayos dorados,
regad mi alma
recién despierta.
Quemadme a fuerza
de sol, a fuerza de verano.
Dadme alegrías y
quemadme tristezas.
© Antonio Macías Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario