viernes, 9 de diciembre de 2016

BRINDIS POÉTICO

¡Salud! Gritamos fuerte por haber descifrado
el crucigrama impuesto por una oculta copla:
laberintos encima de un papel servilleta.
Alzamos en un brindis lo que lanza la boca.
Viendo la copa en alto, brindamos libertad
a un jugo prisionero en la cárcel de Baco.

¡Salud! Brindamos hondo, y se suelta un raudal:
un portento sintáctico que nos inunda el ego;
un tumor infectado por enfermedad de años
por obra de la mente. Después, nuestros semblantes
viran al bermellón; aparecen teñidos
por la sangre vital que se agolpa en la mano.

La encumbrada hostia roja, desde su prominencia,
provoca en su copón el parto de los versos
con la chispa que salta de un pedernal grisáceo:
nuestro seso alojado en la cueva del cráneo;
el útero sagrado del que, obligada, nace
la poesía premiada con el laurel de un grito.

© Antonio Macías Luna

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