viernes, 9 de diciembre de 2016

LAS LLUVIAS

Al fin llegaron las lluvias,
agua bendita que Dios
brindó a las secas planicies;
los truenos eran su voz
revulsiva, tan sonora
que su aliento esparció.
Como gratitud, los pastos
gritaban al resplandor
de relámpagos fulgentes,
guiños que ni el mismo sol
podría igualar en luz.
En el rostro, la emoción,
y la lluvia con mis lágrimas
la tempestad confundió.

© Antonio Macías Luna

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